Amigo Rey Melchor: quiero una nueva web
De verdad que este post iba a tratar sobre las tendencias en diseño web para el 2016. Quería hablar de “responsive”, de flat, de marketing de contenidos… pero no me sale. Siempre quiero una tendencia para los sitios web (sitios… que no páginas web) y nunca aparece. Así que he decidio pedírsela a los Reyes Magos.
Para empezar, esa puntualización que es muy importante. Hace mucho, mucho Tiempo… en una Galaxia Lejana; los sitios web eran conjuntos de páginas web realizadas una por una; con un mantenimiento engorroso y un riesgo de fallo enorme con cualquier actualización, por pequeña que fuera.
Ahora, los sitios web siguen siendo lo mismo, pero se interpone entre una cosa y otra un programa de ordenador que se encarga de almacenar los contenidos en una base de datos, por un lado (el del webmaster); y rescatarlos de esa base de datos y presentarlos en pantalla de una determinada manera por el otro (el del usuario). También aparece por el medio alguien que puede encargarse del mantenimiento y de los contenidos de la web sin necesidad de conocimientos informáticos. Más perfiles, más posibilidades: sociólogos, marketeros, communities o GrowthHackers…
Ese programa de ordenador (CMS, por sus siglas en inglés… WordPress, Joomla!, Drupal, Magento, Liferay por sus nombres de “pila”) nace de la conjunción de dos estrellas:
- Por un lado, la constatación de que cuantas más páginas tenía un sitio web mayor tendencia de estas a presentar los mismos tipos de contenidos (textos, imágenes, vídeos…) dispuestos de una manera cada vez más similar
- Por otro lado, la constatación de que aún siendo un software gratuito, la necesaria “personalización” a posteriori de cada uno de los sitios web garantiza el negocio
Entre el CMS y la pantalla del navegador se impone una estructura visual que ordena los contenidos según multitud de analogías: maquetacion de libro, de revista, de prensa, un estilo más audiovisual, algo más interactivo… Eso es lo que se llama “Plantilla” o “Theme”. Hay millones de plantillas gratuitas y de pago (poco, mucho o muchísimo pago… independientemente del precio que tengan); que se pueden descargar y que permiten, además de presentar los contenidos a través de esa estructura informativa definida; personalizar logotipos, colores, tipografías, animaciones, imágenes, fondos…
La desgracia es que aquellas “tendencias” de las que hablaba más arriba se vuelven (de repente o no… la verdad es que a lo mejor pasó hace mucho y no nos dimos cuenta) en “tendencias” para las “plantillas” (o Themes) 2016. Nadie pone en duda ya si un sitio web va a ser grande o pequeño. Nadie se pregunta qué tipos de contenidos se van a presentar, cual es su coste y, lo más importante, ¿para qué..? ¿qué se pretende conseguir con ello? y ¿cómo?
Hubo una época en la que una buena parte de ese “diseño web” era esto último… aquella lejana época (en el tiempo) en la que aquel “mantenimiento engorroso” y aquel “enorme riesgo de fallo” justificaban inversiones tremendas en “estar en internet”. En aquel entonces, las páginas estaban diseñadas, creadas, desarrolladas y mantenidas por verdaderos profesionales; cada uno en su sector.
Puede que ni siquiera entonces se midiese con tino la pertinencia de tal inversión. Muchos (la inmensa mayoría) de los sitios web de entonces tropezaron en ese escollo. Muchos (la inmensa mayoría) de los sitios web que aparecieron (y que aparecen) desde entonces también.
Pero no hay justificación ahí para pretender que el “diseño web” sea “sólo” el diseño de la plantilla, su elección entre un catálogo de posibilidades y su programación o, si acaso, un cierto barniz “tuneado” que la haga parecer distinta… que ya es una bonita paradoja.
Y ahí entras tú… mi viejo amigo “Mel”… este año quiero que lo que era bueno hace 15 años lo siga siendo. Y lo siga siendo 15 años más. Y que lo que era malo hace 15 años desaparezca y no vuelva nunca más.
Porque estos últimos 15 años hemos asistido a la demolición de verdaderos “castillos intelectuales” sólo porque la puerta de un armario no cerraba bien… y ahora nuestra cultura digital duerme al raso o en una tienda Oxilane del Decathlon.
Y mi más sincera enhorabuena a Decathlon por haberlo conseguido… definitivamente, la culpa nunca será sólo suya.