¿Por qué las flores nos sirven de ejemplo?

Por eso, utilizan bichitos como “correo”.

Los insectos, pajaritos y otros elementos voladores son tan fundamentales en el “sexo” vegetal como las propias flores.

Pero las flores tampoco son tan “promiscuas”. A la flor del castaño sólo le vale polen procedente de otra flor del castaño.

Muchas flores quieren que un solo “bichito” se convierta en su “correo” especial. Esto les permite rediseñar sus formas para adaptarse a la anatomía del bichito en cuestión, de manera que cuando ese bichito alcance otra flor de la misma especie, el porcentaje de “éxito” sea mayor.

Así tenemos flores “especializadas” en abejorros y otras que se lo han currado para adaptarse a los escarabajos, las mariquitas, algún subtipo de mariposa o los rapidísimos colibrí.

Tenemos también flores especializadas en bichería de la mañana, de la tarde o de la noche… a la que reclaman abriendo su copa a distintas horas del día.

Pero no es sólo que su estambre alcance justo tras la cabeza del abejorro. No es sólo que su pistilo tenga la forma justa para atraer las partículas de polen de la flor de la que viene el insecto. Además hay que tener la forma perfecta, el color perfecto y desprender el olor perfecto para atraer a ese “bichito” en cuestión. Hay que ofrecer el jugo que más le gusta… y no sólo eso: hay que rechazar al resto de los bichitos utilizando los mismos medios.

Ojo con esto porque se calcula que en el mundo de los insectos, existen más de 8.000 millones de especies. Eso sí… a las flores les vale con hacer esto con las “especies” que viven en los 500 metros más próximos a su alrededor.

Importante también precisar que estos “bichitos”, realmente, no aterrizan en esa flor por hambre, por sed o para saciar alguno de esos instintos básicos que nos preceden. También tienen su “misión” que no es otra que perpetuarse como especie dentro del mundo de los insectos; y eso consume cantidades enormes de energía que deben acumular en un período muy corto de tiempo. NO TIENEN HAMBRE… TIENEN PRISA. “Darse cuenta” de esta necesidad (o no tal necesidad… más bien “modo de vida”) es lo que ha desencadenado en el reino vigetal esta respuesta tan contundente y original.

No soy botánico ni capaz de precisar la cantidad de especies voladoras que viven a un cierto alcance de cada flor. Y seguro que la flor tampoco. Pero todas las primaveras nacen más y más flores… lo que deja a las claras que este maravilloso sistema funciona.

¿Qué es lo que podemos aprender de las flores?

• Lo primero, que no son un fin, sino un instrumento; pero no por esto su diseño se ha dejado de lado: su misión es fundamental, lo que obliga a que esa función deba ser realizada de manera correcta siempre
• Lo segundo, que ese diseño debe referirse al entorno próximo en el que se encuentran. Ninguna especie sobreviviría especializándose en insectos que no existen a su alrededor
• Lo tercero, que en ese diseño deben tenerse en cuenta todas las caras del problema. Su forma es perfecta en cuanto a atracción/repulsión de ciertas especies en concreto utilizando todos los medios de comunicación a su alcance: actúan sobre la vista, olfato, tacto y gusto del insecto; y adermás es perfecta también en cuanto a la anatomía del “bichito” en cuestión

Sin ánimo de llamar “bichito” a nuestros clientes, la lección de siempre:

• Escoge bien quien es tu cliente y quien no
• Conócelo. El 90% de los productos o servicios no resuelven “problemas”; sino que se insertan en la vida de la gente para que esta sea un poco mejor.
• Diseña tu “proceso de venta” de manera que sea coherente con la vida de ese cliente. Ni le vas a cambiar la vida ni se la vas a mejorar: tan sólo vas a acompañarle por ella
• Y realiza ese diseño teniendo en cuenta todas las caras del problema… y no lo olvides: es tú problema. Tu cliente ya es feliz sin que estés tú ahí.