¿Probamos con las redes sociales?
Hace unos meses escribió Enrique Dans en su blog una entrada sobre este tema.
Podeis seguir esas referencias. Me quedo con la lista de consecuencias que describe porque voy a referirme a ellas más adelante:
Tener leyes que sean imposibles de hacer cumplir lleva a tres efectos perniciosos a la vez. Primero que esas leyes se pueden saltar… o, por lo menos, torear. Segundo, que lo “hace todo el mundo”… mis amigos ya están en esa red social y yo sólo quiero estar con ellos. Tercero, la complicidad (o la ignorancia) de los padres sobre la responsabilidad que conlleva tener y manejar una cuenta en una red social destinada, en principio, a adultos: para estos padres esas redes son juguetes pero para sus hijos, los juguetes son los otros; las redes sociales son, más bien, “cosas de mayores”. Ojo con esa doble percepción.
En segundo lugar, Dans llama la atención sobre el abuso del sistema que se produce. Todas las situaciones de ciberacoso existen porque a los chavales se les presentan situaciones que no son capaces de manejar. Como en la vida misma, ciertamente; pero es que el mundo virtual cada vez se parece más al real.
Y por último, la idea de que hay situaciones en la vida diaria “que se deben ocultar”; y que son las que ofrecen esa situación de impunidad o de “es sólo un juego” en las que se escudan posteriormente los acosadores: las situaciones de acoso vienen precedidas por la amenaza de “hacer público” lo que sólo yo tengo.
La solución no pasa por la prohibición, porque esa prohibición es imposible de hacerse cumplir. Como en todo en la educación, hay que ser conscientes de que las medios sociales virtuales son una realidad en la vida de nuestros hijos y lo seguirán siendo (en mayor o menor medida) a lo largo de toda su vida. Así que habrá que cambiar el chip y decidirse por “controlar el abuso” frente al actual intento de restringir el uso.
¿Y cómo podemos controlar ese abuso?
Desde tiempos remotos en Internet (hace unos 10 años) se han lanzado muchas redes sociales “para niños”. Unas contaron con más aceptación que otras. La mayoría se fueron a pique. No debe sorprendernos: la mayoría de las redes sociales “para adultos” (a no ser XXX) también se fueron a pique.
Recordamos las experiencias de scuttlepad o togetherville. Fueron lanzamientos muy sonados que decayeron enseguida. La mayoría por su uso masivo de scripts para flash que quedaron en “desuso” con la migración del consumo masivo de Internet a través de móviles.
Pero hay otros que resisten:
Soportada por Disney; propone multitud de juegos orientados a niños de entre 6 y 14 años. Controla que el contacto iPingüino no se establezca entre chavales fuera de cierto rango de edades y está muy pendiente de actitudes que puedan dar lugar a sospechas.
Permite a los padres controlar tiempos y horas de acceso. No incluye publicidad de ningún tipo, estableciendo su modelo de negocio en una especie de membresía ‘premium’.
Sin duda, es la más veterana y la mejor asentada. Tiene un “acceso para padres” a través del que se puede controlar la actividad de los chavales en la red. De hecho, las claves, contraseñas y todo el contacto entre la plataforma y los registrados se mantiene a través de cuentas de e-mail verificadas por los padres o tutores legales de los usuarios.
Plantea un modelo de creatividad tecnológica para un rango de edades enorme: de los 8 a los 18 años. A través de juegos en los que los chavales se crean su propio espcaio web, con fotos que pueden retocar, maquetación de textos, creación de avatares; manteniendo el contacto ‘tematizado’ con otros niños y niñas de su mismo rango de edades.
El desarrollo de la plataforma da lugar a concursos, premios a la creatividad que fomentan el desarrollo de la misma.
Otra cosa destacables es su blog divulgativo sobre como introducir a los niños en las novedades que se producen cada cierto tiempo en la red. Es una pena que ese blog esté orientado, exclusivamente, a los padres y no se atrevan con una información directa a los niños. Tema de responsabilidades legales.
Está disponible sólo en inglés… Eso puede ser un problema o la solución a muchas cosas.
Proponemos aquí una experiencia española avalada por el Ministerio de Industria y lanzada desde la ONG Protégeles.
Está orientada a niños y niñas un poco más mayores; a partir de los 14 años. Pero los menores de esa edad pueden participar si cuentan con la autorización expresa de sus padres. No es propiamente una web para niños pero sí hay menores de esa edad y se ofrece un sistema adecuado para controlar su presencia y las actividades que desarrollan en ella.
Esa cueva particular, a la que pueden invitar a otros, es un espacio propio en internet que sirve como repositorio de textos, fotos, vídeos, canciones… al que pueden acceder con facilidad (es la única que garantiza acceso desde smartphone, por ejemplo). Todos estos contenidos se pueden compartir si se cumplen una serie de requisitos previos.
La clave de esta página está en su propia frase gancho: “Disfruta tu cueva con gente que invites”. El principal valor de esta red es esa intención de invitar… esa necesidad de compartir ese espacio, aunque sea virtual, con alguien. Por eso decimos que este es el Internet Social. Ese es el internet que hay ahora y que estos chicos no pueden dejar de disfrutar sólo por ser pequeños. Pero disfrutarlo conlleva una serie de responsabilidades que tampoco pueden eludir sólo por ser pequeños.
Hay un montón de experiencias que giran en torno a la música (FrankTownRocks), el juego social (GiantHello) o con esa etiqueta tan “Wert” “Barbie” de “sólo para niñas” (SweetyHigh).
No se trata de probarlas todas, sólo saber que existen; que los internautas del futuro ya están en ellas y que educan en unos valores que pueden servir como puente para uno de esos cambios en Internet que se producen cada cierto tiempo.