¿Cómo me pruebo unos zapatos en una tienda on-line?
El pasado fin de semana se celebró en WeKCo una nueva edición del i-Weekend. Un fin de semana lleno de ideas empresariales en las que cualquiera (o casi cualquiera) podía aportar cosas: argumentos, posturas, opiniones o ideas.
Cinco proyectos de empresa se llevaron, al tiempo que el Dépor pedía la hora ante el Rayo Vallecano, un montón de savia nueva para sus respectivas ‘Sedes Sociales’.
Pero en el aire quedó una especie de duda: Realmente… ¿hay vida para esos proyectos?
Esperemos que sí… evidentemente; pero la inmensa mayoría se basan en soluciones a problemas que la gente, actualmente, no tiene; o, mejor dicho, no percibe que los tenga.
Que una respuesta a un problema concreto mejore la vida de un usuario no garantiza la viabilidad económica de un proyecto empresarial; simplemente, porque no está claro que ese usuario esté dispuesto a pagar por que le resuelvan ese problema concreto.
Los usuarios tienen maneras para resover sus problemas concretos. Sistematizar esas maneras puede ser una vía… y para eso, Internet y el ‘Cloud’ son herramientas magníficas. Pero hay que conocer al usuario muy bien, saber cómo afronta esos problemas en su día a día (o en su mes a mes), como los resuelve y cómo los percibe.
Por otro lado, nos enfrentamos permanentemente a la paradoja de la ‘gratuidad’. Internet es gratis. Todo en él es gratis o hay herramientas que permiten conseguir absolutamente de todo sin pagar (aparentemente). Me acuerdo de la primera tarifa plana ADSL de telefónica cuya frase publicitaria era, a las claras: “Y descárgate lo que quieras…”.
Y no lo solucionaremos mientras nuestros informáticos no bajen de la nube (de la Cloud) y se pongan al servicio de los que realmente conocen los problemas de los usuarios y, sobre todo, cómo afrontan y resuelven los usuarios esos problemas en su vida cotidiana. Porque nunca debemos olvidar que la gente se busca la vida fenomenalmente bien.
Entonces, y sólo entonces… Internet costará dinero; y a esos costes se le podrás añadir aquellos intengibles que ahora se pasan por alto. Y pongo un ejemplo.
Es en esas conversaciones de café cuando surgen las buenas ideas. Cuando alguien tiene una zapatería, ¿cómo vende sus zapatos por internet?
No… es que esa no es la pregunta. La pregunta es “¿cómo vende sus zapatos?”; y la respuesta es:
“ | Pues el cliente ve algún zapato que le gusta en el escaparate, entra en la zapatería y lo pide de su talla. Se lo prueba y, si lo siente cómodo, se lo compra. Si nota cualquier cosa se lo explica al zapatero que tendrá que buscarse la vida para improvisar una solución. |
Si quieres meter a ‘Internet’ en el ajo no puedes empezar pensanso si la plataforma e-commerce más apropiada es Magento o Prestashop.
Para meter a ‘Internet’ en la ecuación, lo que hay que preguntarse es:
- ¿Cómo se puede probar el cliente los zapatos que ve en el escaparate?
- ¿Como puede improvisar el zapatero una respuesta si esa prueba no da los resultado apetecidos?
Que no se preocupen los ‘geek’, porque para dar respuesta a estas dos preguntas hay necesidades tecnológicas que están, aún, más allá del universo conocido.
1 Comment
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